miércoles, 8 de junio de 2016

Las ganas de huir.

¿Qué se hace cuando una ciudad enorme se te queda pequeña para salir corriendo?

Que da igual si tú o yo, si lo entiendes o si no.

Tú, que tienes unos bonitos ojos mar,
por los que perderme,
y una sonrisa que cura 
cualquier mal de ojo.


Que hablas del desorden de tu habitación, 
-y eso que todavia no has visto el de mi cabeza-
como si fuera aquello la guerra mundial,
y yo, sin tu saberlo, la que te espera tras ella.

Tú que nunca dejas que la música pare,
que tienes una risa contagiosa
y las hormonas en revolución.


Tú que llevas la voz por bandera
y un corazón en la mochila para entregárselo a alguna que tenga la suerte de quererte tanto como lo hago yo.


Esto es para ti,

Que cuando vuelvas de la guerra entre amor
e independencia
-si es que vuelves-
dudo, esté esperándote.

Dulces pesadillas, te sueño con locura...

Todo lo que no hacemos por miedo a perder.


Tenemos la edad ideal para romper esquemas,
ropa,
bocas;
corazones.
Tenemos la edad ideal para arriesgarnos,
equivocarnos;
dolernos.
Tenemos la edad ideal para rompernos los esquemas,
el alma;
y rehacernos.
Tenemos la edad ideal para no quedarnos con las ganas,
querernos;
odiarnos.
Tenemos la edad ideal para huir,
volver a empezar todo de cero;
reconstruirnos.

Tenemos la edad ideal para vivir.