Y es que no tenéis ni idea de lo que era verle bajar por la
calle al lugar dónde habían quedado y que un cosquilleo le recorriera el cuerpo
conforme él se acercaba. Que todas las mariposas empezaban a revolotear
inquietas y eso era felicidad. No había nadie en el mundo más feliz que ella
cada vez que él la rozaba, que le sonreía o cada vez que soltaba alguna de sus tonterías
para hacerla sonreír. Era como si él pudiera esconder en la medialuna de su
sonrisa todo lo malo. Y allí estaban ellos, dos jóvenes amando como dos jóvenes
suicidas.
Pero cuando dos adolescentes se enamoran viven cada momento
con una pasión desmedida, cada momento es especial, inolvidable y único. Eso le
ocurrió a ellos, pero no siempre las cosas eran bonitas. Estaba claro que él
cambió el mundo de la chica, y ella le cambio el mundo a él; pero eran,
demasiado diferentes. Nosotras necesitamos que nos traten como a unas princesas
y eso a veces a él se le olvidaba. La relación se fue agotando junto con la
paciencia de ambos. Ella le quería, le quería más que a cualquier persona que
se hubiera cruzado en su camino hasta entonces, y lo sabia. Nunca supieron cual
fue el detonante que hizo que todo se callera, ahora ella odiaba sus bromitas,
le molestaba que siempre estuviera tomándole el pelo, su sonrisa ya no tenia
efecto y lo peor de todo, las mariposas poco a poco murieron.
¿Quién hará que se le ponga el bello de punta con un simple susurro?
¿Dónde estaban ahora todas las canciones que significaban algo?
¿Qué pasa con todos los besos que no se llegaron a dar?
¿Quién le haría ahora sentir especial?
El problema está en que a veces no es suficiente con quererse,
a veces por mucho que
dos personas se quieran no pueden estar juntas.
Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido...
MARAVILLOSO!!!; la historia de mi vida contada por una desconocida... me ha encantado; pero todo se supera en la vida y el mal de amores no va ser menos. Grandiosa entrada. Saludos.
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