domingo, 30 de agosto de 2015

Sal de tu zona de confort.

Saber cuándo será el momento perfecto para hacer algo, saber cuándo estamos preparados para dar el paso, saber cuándo… La vida va pasando y muchos de nosotros nos la pasamos esperando a ver esa señal que nos diga “¡Ahora!”.
Esa señal nunca va a llegar, siempre ha estado y estará ahí. Ya estás preparado para hacer aquello que deseas, aquello por lo que sueñas día y noche. Tan solo necesitas dar el paso, coger las riendas de tu vida y al fin ser felíz.
Cuando uno toma una decisión, cuando uno toma una determinación, siempre va a ser la decisión correcta. Siempre que no tomes decisiones y pospongas un sueño, un proyecto, sin siquiera valorarlo, por comodidad, ahí es donde te estarás equivocando. 
La comodidad nos lleva a realizar y cumplir los sueños de aquellos que han luchado, trabajado y arriesgado por sus sueños, pero no por los nuestros. Podemos resumir esta situación en una frase: “If you opt for a safe life, you will never know what it’s like to win.” (“Si optas por una vida segura nunca sabrás qué se siente al ganar.”).
Vivir de un modo cómodo no es algo malo, ni reprochable, pero si decides hacerlo no te estés lamentando de todas las oportunidades que dejaste pasar, de todos los sueños por los que no luchaste, porque ya tomaste una decisión y fue la correcta.
Y recuerda siempre que:

“Si la vida te tumba intenta caer de espaldas 

porque si puedes mirar hacia arriba te puedes levantar.”

domingo, 23 de agosto de 2015

''Olvidate de mi''

Muchos hombres creen que soy un concepto, 
o que quizás les complemento, 
o que voy a darles vida. 
Solo soy una mujer jodida que busca su propia paz de espíritu, 
no me asignes la tuya.

sábado, 15 de agosto de 2015

Risto Mejide sabe de lo que habla:

Todos tenemos más o menos autonomía caudal. Capacidad autoregenerativa natural. Levantarse de un revés emocional creándose un universo nuevo de la nada. El tipo que inventó eso de que un clavo quita otro clavo, realmente la clavó. Pero lo importante no es simplemente volverse a emocionar. Lo importante es hacerlo siempre como la primera vez. Sin diferencia alguna entre la cola que te cortaron y la que has generado de nuevo. Volver al punto cero con la misma ilusión del primer día. Vivir como Dori buscando a Nemo. Y creerte que por fin la has vuelto a encontrar.

Yo no concibo enamorarme de otra manera que no sea para siempre. Si no es eterno, para qué exigirse una exclusiva, oiga que no me compensa, que no me vale la pena. Para eso están las follamigas. Y los amigos de siempre. Y la gente que te quiere de verdad. La que te estimula intelectualmente. La que te hace soñar. Todo lo demás, es subcontratable. Como lo definía categóricamente mi amigo Pedro Ruiz: ''El polvo, por lo que vale. Ni un euro más.''

Por eso, ahí va otro consejo que no me has pedido: si te vas a enamorar, hazlo como las lagartijas. Echa mano de tu autonomía caudal. Extírpate las células muertas, déjalas ahí que pataleen fingiendo estar vivas, y tú céntrate en la relación que vas a regenerar. Un lenguaje nuevo. Un nuevo historial. Algo que pueda durar. Porque esta vez puede que sea así. 
Y si al final no lo es, jamás lo vivas como una pérdida de tiempo, ni mucho menos un fracaso. 
Porque si todas las cosas que acaban fuesen consideradas un fracaso, en esta vida todo, absolutamente todo, estaría destinado a fracasar.
Y sobre todo, cuando la gente te mire con escepticismo, disimula tu condescendencia y repíteles dos frases:

Todo el mundo cree que se ha enamorado alguna vez. Hasta que se enamora alguna vez.