miércoles, 18 de noviembre de 2015

Despedida número 9.

Sé que ya hemos dejado de ser, pero quería decirte una última cosa, recuerda, que quién te quiere no te hace daño, no puede verte sufrir-
Ella te causara desengaños y falsas realidades como arma de doble filo, pero tranquilo, todo pasará, sin embargo, posiblemente, ya no me encuentre a tu lado para entonces.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Tragicomedia.


Hoy me he puesto la mente en blanco y el pintalabios más oscuro que tenía. Metí en el bolso un libro de poemas y una carta de despedida sin remitente; sin destinatario: en blanco. Una carta suicida de todos los sentimientos que han corroído este alma. Este cuerpo. 
Me creía que podría...
Y le he dicho a los lunes que ya no les tengo miedo, a los viernes que no les tengo envidia; al domingo que jamás le volveré a llorar, y tampoco le lloverá.
Y me creía que podría...
Me reído del amor en su cara, y le he dado con la puerta en las narices. He apagado el móvil y roto el timbre. Así no me podrá encontrar nunca.
Creía que podría, de veras...
Pero he terminado pensando en ti, en el fantasma del amor, poniéndome el pintalabios de siempre, la música triste de todos los días, he escrito esta entrada, y he empezado a soltar mil cosas con sentido y sin él. He abierto puertas y ventanas. Y no, el amor no ha llamado. Ni me ha dejado un whatsapp. 
Pero yo misma, me he hecho llorar al mirarme al espejo y no reconocer a quien me mira. 
Lo siento, me he roto.
Y esta vez ha sido mi culpa.

miércoles, 28 de octubre de 2015

La vida es un parpadeo.

Tú, sí tú.
¿Qué haces ahí dejando tu vida pasar?
¿Tu no decías que eras de las que no se rendían?
¿Dónde ha quedado ahora toda esa fuerza?
Que sí, que no se puede tener todo en esta vida
pero tenemos que aspirar a ello.
Que si quieres algo lucha.
Déjate la piel.
Aunque tengas que hacerlo sola.
Aunque te equivoques.
Aunque solo y únicamente dependas de ti.
Porque si tú quieres puedes.
Que tienes alas, solo tienes que aprender a volar.

Si algo te apasiona, hazlo.

lunes, 26 de octubre de 2015

Que la vida ocurre en directo.

No me digas que vendrán tiempos mejores. 
El mejor momento para hacer las cosas es ahora. 
No porque ahora sea mucho mejor que antes o después. 
Es porque es el único momento que realmente tienes. 
 Lo demás es mentira. 
Lo demás vete tú a saber si volverá.

Morir es dejar la vida en espera.
Vivir es decidir que la vas a buscar.

martes, 13 de octubre de 2015

Tal cual.


Qué tristeza me produce haber dejado de conocerte
haber olvidado a qué sonaban las ideas que teníamos

veo en lo que nos hemos convertido
y no nos reconocemos en nada de lo que ahora tenemos
fue un punto y final de esos que esperas que no lleguen nunca
un bye bye
un the end
no tengo ningún derecho a pedirte que me eches de menos
pero yo veo tus fotos y sigo recordándonos
y sigo admirando todo lo que un día vi en ti.

Hoy me han leido la mente http://zaharapop.blogspot.com

lunes, 5 de octubre de 2015

El miedo.

A ti misma.
A los demás.
A la inseguridad.

Esta noche no me digas que puedo, porque quizá se me han gastado las ganas.
Nos enseñan que querer es poder y, queridos míos, eso no siempre es así.
A veces, aunque desees algo con toda tu alma, jamás llega.
Y entonces te das cuenta que existen los imposibles.
Pero no, los imposibles solo existen para los que se acaban rindiendo.
Y tú no eres de esos, ¿verdad?
Así que te levantas, con tus ganas y tu pena.
Y te pones la sonrisa aunque no la sientas.
Y sales a comerte el mundo.
Antes de que él te coma a ti.

domingo, 4 de octubre de 2015

Hoy tengo resaca.

Y he olvidado escribir sobre rabia.


Masoquismo en estado puro.

Que te eche de menos, no significa que merezca la pena.
Para pena la mía, al pensar en todas las que habrán pasado por tu cama. Después de mi.
Porque después de mi vendrán todas las que quieras, pero después de ti estoy yo.
Yo, en proceso de construcción. Yo y solo yo.
Aprendiendo a amarme a mi misma para que puedan amarme los demás.
Qué saben los demás. De ti y de mi. De un nosotros que ya no existe.
No existe porque no somos. Y quizá nunca fuimos.
Ya he aprendido a escribirte en pasado.
Aunque aún no has pasado del todo.

viernes, 2 de octubre de 2015

Siempre quise ser gigante.

El nunca será siempre, 
Nunca digas nunca porque siempre se arrepiente, 
Miente más que habla bla bla bla, 
Siempre miente, 
Buscando los retales que esconde su bajo vientre, 
Siempre fui de frente, 
Y nunca fui valiente, 
Quizás por el miedo a perderte, no supe tenerte.



Siempre miente, 
Cuando dices hasta nunca, 
O cuando dices para siempre.

viernes, 25 de septiembre de 2015

XV

“Y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mío con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso. Que no fuiste el amor de mi vida, ni de mis días, ni de mi momento. 

Pero que te quise, y que te quiero, aunque estemos destinados a no ser.”

martes, 22 de septiembre de 2015

Ganas, si es contigo hasta de huir.

Me podría tirar horas haciendo el idiota sólo por verle sonreír. 
Me podría tirar días haciéndole sonreír sólo por verle feliz. 
Me podría tirar años haciéndole feliz sólo por verle a mi lado el resto de mi vida.

XV

domingo, 30 de agosto de 2015

Sal de tu zona de confort.

Saber cuándo será el momento perfecto para hacer algo, saber cuándo estamos preparados para dar el paso, saber cuándo… La vida va pasando y muchos de nosotros nos la pasamos esperando a ver esa señal que nos diga “¡Ahora!”.
Esa señal nunca va a llegar, siempre ha estado y estará ahí. Ya estás preparado para hacer aquello que deseas, aquello por lo que sueñas día y noche. Tan solo necesitas dar el paso, coger las riendas de tu vida y al fin ser felíz.
Cuando uno toma una decisión, cuando uno toma una determinación, siempre va a ser la decisión correcta. Siempre que no tomes decisiones y pospongas un sueño, un proyecto, sin siquiera valorarlo, por comodidad, ahí es donde te estarás equivocando. 
La comodidad nos lleva a realizar y cumplir los sueños de aquellos que han luchado, trabajado y arriesgado por sus sueños, pero no por los nuestros. Podemos resumir esta situación en una frase: “If you opt for a safe life, you will never know what it’s like to win.” (“Si optas por una vida segura nunca sabrás qué se siente al ganar.”).
Vivir de un modo cómodo no es algo malo, ni reprochable, pero si decides hacerlo no te estés lamentando de todas las oportunidades que dejaste pasar, de todos los sueños por los que no luchaste, porque ya tomaste una decisión y fue la correcta.
Y recuerda siempre que:

“Si la vida te tumba intenta caer de espaldas 

porque si puedes mirar hacia arriba te puedes levantar.”

domingo, 23 de agosto de 2015

''Olvidate de mi''

Muchos hombres creen que soy un concepto, 
o que quizás les complemento, 
o que voy a darles vida. 
Solo soy una mujer jodida que busca su propia paz de espíritu, 
no me asignes la tuya.

sábado, 15 de agosto de 2015

Risto Mejide sabe de lo que habla:

Todos tenemos más o menos autonomía caudal. Capacidad autoregenerativa natural. Levantarse de un revés emocional creándose un universo nuevo de la nada. El tipo que inventó eso de que un clavo quita otro clavo, realmente la clavó. Pero lo importante no es simplemente volverse a emocionar. Lo importante es hacerlo siempre como la primera vez. Sin diferencia alguna entre la cola que te cortaron y la que has generado de nuevo. Volver al punto cero con la misma ilusión del primer día. Vivir como Dori buscando a Nemo. Y creerte que por fin la has vuelto a encontrar.

Yo no concibo enamorarme de otra manera que no sea para siempre. Si no es eterno, para qué exigirse una exclusiva, oiga que no me compensa, que no me vale la pena. Para eso están las follamigas. Y los amigos de siempre. Y la gente que te quiere de verdad. La que te estimula intelectualmente. La que te hace soñar. Todo lo demás, es subcontratable. Como lo definía categóricamente mi amigo Pedro Ruiz: ''El polvo, por lo que vale. Ni un euro más.''

Por eso, ahí va otro consejo que no me has pedido: si te vas a enamorar, hazlo como las lagartijas. Echa mano de tu autonomía caudal. Extírpate las células muertas, déjalas ahí que pataleen fingiendo estar vivas, y tú céntrate en la relación que vas a regenerar. Un lenguaje nuevo. Un nuevo historial. Algo que pueda durar. Porque esta vez puede que sea así. 
Y si al final no lo es, jamás lo vivas como una pérdida de tiempo, ni mucho menos un fracaso. 
Porque si todas las cosas que acaban fuesen consideradas un fracaso, en esta vida todo, absolutamente todo, estaría destinado a fracasar.
Y sobre todo, cuando la gente te mire con escepticismo, disimula tu condescendencia y repíteles dos frases:

Todo el mundo cree que se ha enamorado alguna vez. Hasta que se enamora alguna vez.

viernes, 31 de julio de 2015

Ahora cada canción me recuerda a ti.

Me has enseñado muchas cosas. Quién te lo iba a decir, ¿eh?... Que enseñarías a esa chica que siempre llegaba tarde que no todo es tan negro como parece. Que siempre quedarán motivos por los que sonreír. Que seguirán habiendo canciones que te partan en dos. Que hay un mundo lleno de gente extraordinaria por descubrir. Que el sol sigue quemando incluso cuando ya se ha escondido. 
Pero como no era de extrañar, en cuanto empecé a verte con claridad, y supe que estabas ahí, que habías estado todo este tiempo, saliste corriendo. 
Y ahora ya no te veo. Ya no sé dónde estás. Sé que existes. Pero ya no te busco...

martes, 28 de julio de 2015

Ya habrá tiempo para arrepentirnos.

Cómo cambiarían las cosas si hiciéramos en cada momento lo que sentimos. 
Pero, tenemos una mala costumbre, la de no dejarnos ver como en verdad somos. Con lo fácil que sería aprender a decir “te echo de menos” sin que eso suponga que te estés arrastrando, decir “quédate” sin que eso signifique perder la dignidad, decir ” te quiero” sin tener miedo a que echen a correr o simplemente ir en busca de quien quieres, dejando de lado el orgullo. 
No es tan difícil, pero el miedo al no, nos puede más, el miedo a caer, nos vence, el miedo a que nos vean de verdad, nos inquieta. 
Y al final tanto miedo, nos asusta y nos asustamos tanto, que acabamos huyendo cuando en realidad queremos quedarnos.

jueves, 23 de julio de 2015

15

Y después de tanto tiempo, nos volvimos a ver. 
Pero ya no éramos los mismos; 
Tan solo éramos dos extraños con algo en común: 
un recuerdo.

viernes, 10 de julio de 2015

domingo, 5 de julio de 2015

Hablemos de amor a distancia.

Era Domingo; entonces recordé que no estás conmigo, amor mío. 
Empecé a llover con tanta intensidad, me inundé de ti, de los besos que me faltan, de tus brazos que no me cubren del frío, de tu risa que no oigo cercana y de tus ojos mirando los míos. 
Odio la palabra pronto, por qué no se cuándo será el día; pero supongo que es la palabra que me anima a seguir soñando ese momento de tu mano con la mía.

jueves, 25 de junio de 2015

Ni contigo, ni sin ti.

Me fui despidiendo a diario de él, para cuando me dijera adiós no doliera tanto. 
Al final, la vida es eso, una continua despedida.

El fin justifica los miedos.

Hay amores de película y hay amores de espot. Amores de largometraje y amores que apenas llegan a los veinte segundos. Y sin embargo, aún así, algunos espots son más bellos que millones de películas juntas. La Gioconda, quizás el cuadro más universal jamás pintado, no pasa de los 55 cm. de ancho. Para ser grande, para ser bello, para ser memorable, no hace falta extenderse más allá de lo necesario. El fin siempre justifica los miedos. Quizás por eso hoy me atrevo con una cosmología afectiva sacada de la manga. Quizás por eso hoy me hago trampas al solitario en este pequeño universo que cabe en un 'sí'.
Empecemos por los cuerpos celestes. En esta vida te encontrarás, en esencia y grosso modo, dos tipos de amantes: estrellas y planetas.
Las estrellas, como todo el mundo sabe, brillan con luz propia. Es una luz nítida, sin paliativos, sin concesiones. Es una luz tan intensa que no puedes mirarla fijamente, es una luz que atraviesa la oscuridad y la destruye. Es una luz que crea vida, que te arropa, que te da calor. Y es una luz que enamora porque no depende de nada ni de nadie, porque es libre, porque es y será así esté donde esté. Pero ojo, porque es una luz que consume a quien la emite. Si nos fijamos bien, las estrellas están en permanente combustión. Se destruyen a sí mismas para proyectar su luz, y aunque nos encantaría pensar lo contrario, sabemos que lo único eterno es la oscuridad. Por eso son tan bellas. Por eso son tan únicas. Y tan raras. Y tan fungibles. Y tan especiales. Y tan inolvidables.
A su alrededor encontrarás, sí o sí, los planetas. No hay una estrella que se precie sin un planeta que la orbite. Y eso tiene una razón de ser. Los planetas necesitan de su luz para subsistir. Son incapaces de generarla por sí mismos. Así que se enganchan al primero que les dé algo por lo que estar ahí, algo que les dé visibilidad, que es otra manera de decir que les haga existir. Es cierto que es en algunos de ellos donde brota la vida, pero no nos engañemos, son una rarísima excepción. Himno generacional número 83. El resto, la gran mayoría, son lugares inhóspitos y demasiado fríos o demasiado calientes como para que surja nada.
Es cierto que luego están los satélites, escisiones de lo que un día fueron, tan pequeños y desesperados que se llegan a enganchar a cuerpos sin luz. Y ahí se quedan, atrapados en un ciclo creciente y menguante, condenados a que lo más memorable que les pueda ocurrir en la vida sea un eclipse. O los cometas, que no dejan de ser trozos de otras relaciones que vagan por el universo incapaces de comprometerse ni de sentar la cabeza. Son casos perdidos, bellos a ratos, sí, hasta ponen rumbo a ti.
Por último, se encuentran los agujeros negros, elementos peligrosísimos, pues se alimentan de materia ajena. Cualquier materia les va bien. Vampiros emocionales del tamaño de una galaxia. Si un día te ves atrapado en uno de ellos, puede significar tu final. Porque lo mejor que puede ocurrirte es que te conviertan en basura espacial.
En este complicado universo de relaciones, lo más difícil es entender que la única fuerza no es la ley de atracción. Existe la ley de correspondencia, que dice que un cuerpo te atraerá más si te enteras de que se siente atraído por ti. Existe la ley de rozamiento, que dice que hace el cariño, que deviene en confianza que da asco. Existe la ley de la fuerza centrífuga, que dice que un cuerpo que abandona una órbita libera exactamente la misma energía que le impedía seguir siendo feliz en la relación. Y la de la fuerza centrípeta, que dice que donde hubo retuvo, que siempre te atraerá algo de lo que te atrajo. Y existe la ley de los cuerpos comunicantes, sobre la que nadie aún se pone de acuerdo.
Sea como sea, yo no sé si soy estrella, planeta o agujero negro, pero en mi camino emocional exijo estrellas. Y cuanto más mayor me hago, antes identifico las que no lo son. Es uno de los gajes de hacerse viejo, que lo ves venir todo a años luz.
Hay amores de película y hay amores de espot. Amores de largometraje y amores que apenas llegan a los veinte segundos. La diferencia es que los primeros los vives solo una vez. Y los segundos, te guste o no, estás condenado a repetirlos tantas veces como les dé la gana a ellos, incluso en contra de tu voluntad.

jueves, 11 de junio de 2015

Quien no te busca, no te quiere.

Ya habrá tiempo para estar tristes. 
Años para estar tristes. 
Y toda la muerte, que es tan larga. 
Ahora no. No tenemos derecho.

Aunque duela.
Aunque queme.

miércoles, 3 de junio de 2015

EME

Atardece sobre Madrid. Yo me apago y tú, derrotado, te apagas conmigo. 
Lloro sobre tu hombro y yo, que ahora me siento pequeña, te digo que nunca nadie me hizo sentir tan grande. Pero todo se acaba. Una mañana despiertas con preguntas, una noche no puedes dormir por la falta de respuestas, y entonces comprendes que ese día fue el último de lo que ha sido y el primero de lo que ha dejado de ser.
Cuando te lo digo, me miras irritado por echarlo todo a perder. Nos culpamos el uno al otro de fracasar, como niños enrabiados sin razón. Tú escupes mis errores y yo escupo los tuyos. Al hacerlo, nos degradamos hasta desenmascararnos, alejándonos poco a poco hasta dejar de reconocernos. Ahora tú eres distinto y yo ya no soy la misma. Que si mientes es porque ya no te digo la verdad, que si fallas es porque yo te hago fallar. Y nos echamos en cara recuerdos olvidados, a pesar de seguir rompiéndonos cada vez más.
Hasta que me dejas de hablar. Yo que creía que pierde el que calla primero, me doy cuenta de que soy la que más ha perdido de los dos por no saber callar cuando debía. Por no querer cuando quería. Me arrepiento y te digo que pude hacer las cosas mejor, pero ya me das la espalda. Yo te agarro y te digo que lo siento, pero ya no escuchas porque dices que ya has escuchado suficiente, que ya no quieres saber nada. Después de todo fui yo quien dijo que todo se acaba. 
Y sigues caminando, con el orgullo por las nubes y el ánimo por los suelos.

Que te sirva de consuelo que yo he perdido más de lo que nadie ha perdido nunca.

.

sábado, 30 de mayo de 2015

Yo te hablo en presente, aunque no te tenga.

¿Cuántos recuerdos caben en una hoja de papel?
 Yo diría que tantos cómo caben en la piel, en la memoria, en los labios, en la lengua. Pero yo no quiero escribir de ti cómo si fueses un recuerdo. No quiero que te conviertas en extraño. Convertirte en un recuerdo es el primer paso del olvido voluntario, del terrible conformismo. Yo te hablo en presente, aunque no te tenga. No te conjugo en pasado porque me pesa, no te conjugo en futuro porque no te tengo. Te hablo en presente, cómo si viera tus días, cómo si no sumara en el calendario seis lunas llenas sin ti. Y te quiero, eterno, sin tiempo, sin fecha de caducidad, sin limite. Te quiero ahora porque es lo único que tengo. Pensando en que efectivamente la eternidad es una sucesión de bienvenidas infinitas y furtivas. No eres un recuerdo, eres el instante mismo en que te pienso.

lunes, 25 de mayo de 2015

Yo no sé explicarme, pero Marwan siempre lo consigue.

Se vio obligado por el miedo a vaciarse en cada encuentro, a darlo todo por ver sus ojos -los de ella- chispear en su presencia. El miedo de ella era a entregarse. El miedo de él a que no se entregara. Por eso él acababa entregándolo todo, lo que le correspondía entregar a él y lo que le correspondía a ella. Lo daba todo por ver caer sus temores, lo daba todo para que no hubiera ninguna duda sobre ser o no merecedor de su amor. Pero el amor no se merece. Surge o no surge. Y si surge como surgió en este caso, luego hay que esquivar el miedo de ella y aquel era un miedo  gigante. Porque antes de él hubo otros nombres, personas que dejaron su alma como una aldea saqueada, desengaños con forma de persona que la dejaron demasiadas noches sin dormir y demasiados días sin abrazos. Aún le dolían los pies de pisar las promesas rotas que le hicieron sobre otras camas y así es difícil entregarse incluso cuando el amor te golpea en el vientre con su mirada bondadosa.

Y no se sabe si hay solución. Depende de ella, del tiempo que tarde en darse cuenta del origen de sus miedos, del tiempo que tarde en darse cuenta de que no todos los hombres extienden cheques sin porvenir. Y depende él –no conviene olvidarlo-, del tiempo que quiera darse en intentarlo, del tiempo que considere suficiente para rendirse.

Tal vez lo consigan, tal vez, un día de estos.

domingo, 24 de mayo de 2015

Ojalá supiéramos valorar lo que tenemos antes de perderlo.

Y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. 
Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. 
Pero una cosa si es segura. 
Cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. 
De eso se trata la tormenta.

miércoles, 20 de mayo de 2015

No olvides jamás que la persona más importante de tu vida eres, TÚ.

A las niñas les enseñan muchas cosas. 
Que si un niño te pega, le gustas. 
Que nunca intentes cortarte el flequillo tu misma. 
Y que un día conocerás a un hombre maravilloso y tendrás tu final feliz. 
Cada película que vemos y cada historia que nos cuentan, nos imploran que esperemos el giro del tercer acto: 
La declaración inesperada de amor. 
A veces nos concentramos tanto en el final feliz que no aprendemos a interpretar las señales, a diferenciar entre los que nos quieren y los que no... 
Entre los que se van a quedar y los que se van a ir. 
Y quizá el final feliz no incluye un tipo maravilloso: quizá el final eres tú, sola recogiendo los pedazos y volviendo a empezar. 
Quizá el final feliz solo consiste en seguir. 
O quizá este es el final feliz: Saber que a pesar de todas las llamadas y corazones rotos, a pesar de todos los errores y las señales malinterpretadas, a pesar de todo el dolor y la vergüenza, tú nunca, nunca, perdiste las esperanzas.

domingo, 17 de mayo de 2015

''Bailemos mal, pero bailemos juntos''

No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.

A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.


Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.



Uno es de quien se vuelve un motivo para despertar aún sin amanecer a su lado.

Estás. 
Siempre estás. 
Cuando abro los ojos de sopetón,
Cuando el cielo se nubla y el aguacero es inminente.
Cuando las horas pasan en un dos por tres y no hay manera de detener el reloj. 
Estás. 
En la poesía que no terminamos, 
En aquella canción que nos faltó entonar,
En aquel universo que jamás creamos. 
Estás.
Siempre estás.
Cuando se mueven las hojas alborotadas por el viento, 
Cuando se me acaban las letras para ti.
Cuando la noche me sorprende con su magia. 
Estás.
En mis silencios, 
Y el sabor del té.
Ahí existiendo entre mis recuerdos e insomnios.
Ahí ardiendo por dentro.
Ahí en un te quiero impronunciable.
Aquí latiendo al ritmo de un te extraño.
Estás, amor. 
Siempre estás

sábado, 16 de mayo de 2015

De duda y distancia.

Como enseñar a bailar rock n' roll a quien baila canciones lentas. Como reducir al rosa a quien siempre se pinta los labios de rojo. Como llevar a ver el río a quien está enamorado del mar.

Así de difícil es querernos.


Como correr por la arena cálida. Como probar en un día todo aquello que nunca hiciste. Como romper una piñata al primer golpe. Como reír hasta que nos duela la tripa.

Así de divertido es querernos.

Como pasar de ver malas hierbas a ver un campo de amapolas. Como recibir una carta antes de lo previsto. Como pasear por la ciudad de tus sueños de la mano de alguien. 
Como un susurro optimista al atardecer.

Así de bonito es querernos.

Difícil, divertido y bonito... ¿Cómo no vamos a querernos?

miércoles, 13 de mayo de 2015

El día que encontré un Madrid que no conocía.

Hoy me he puesto a pensar
                           que si de todas tus manías                             
me tuviese con una que quedar,
elegiría sin duda
tu bonito bailar.

Me gustaba que bailaras
con tanta alegría,
y que me enseñases a girar
entre risa y risa.
O al menos lo intentases,
pues yo salía despedida,
pero siempre sabiendo
que luego me recogerías.

Creo que nunca volveré a bailar así, 
pero ojalá tú y yo
tengamos una oportunidad,
y así vuelva a ver
en tus grandes ojos brillar
aquella chispa del amor
cuando nos movíamos
muy cerca, al compás,
que bailar de lejos, 
no es bailar.

martes, 12 de mayo de 2015

Apuesto un amanecer a que he escrito sobre ti.

A veces me pasa
que me muero por verte.
Que saldría de casa
a recorrer trece campos verdes,
solamente por y para
de nuevo olerte.

A veces me pasa
que quiero susurrarte
lo que pienso al ir a la cama,
o que no me canso de versarte.

A veces me pasa
que aumenta con creces
la distancia que nos separa.
Y creo que tal vez eres
una de esas bonitas cosas que pasan
en esta vida, a veces.

Diciembre siempre me trajo buena suerte.
No quiero volver a coger el metro sola, o sin ti. 
Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal,
como dice Sabina, ya.
¿Pero dónde te volveré a encontrar?

Puede que en otra noche.
Puede que en ninguna.
Puede que hable de Madrid.
Puede que hable de ti.



(Dicen escribir es otra forma de zanjar cuentas pendientes, de cerrar  puertas y que ayuda a olvidar.
No importa, yo tampoco sé qué hago aquí.)

lunes, 11 de mayo de 2015

Carta de un (des)conocido.

''Si estuvieras delante te diría que me hubiera gustado haberte dicho más de lo que llegué a decirte. Que me hubiera gustado callarme todo lo que no debí haber dicho. Que las palabras no son más que palabras.
Te diría que durante el tiempo que nos distanciamos estuvimos más cerca de lo que nunca habíamos estado. Que nadie fue tanto queriendo ser nada.
Te diría que besé otras bocas y mordí otros labios, pero que los tuyos saben mejor. Que aunque otras bailaron más conmigo, como tú no baila nadie.
Te diría que recorriendo otros cuerpos descubrí que ninguno es como el tuyo. Que otras son más guapas, pero que ninguna es como tú. Que las demás son cualquiera a tu lado.
Si estuvieras delante te diría que otras duelen más, pero que tú dueles siempre. Que llevo tus heridas tatuadas de por vida.
Te diría que te recordaré como a la primera de mi lista. Y como a la última que debí haber querido. Que todas fueron menos de lo que tú fuiste. Que todas fueron más de lo que deberían haber sido. O que ninguna mereció serlo más que tú.
Te diría que es verdad que quise a otras, porque quiero más de lo que debería, pero que si dejamos de querernos —si es que eso puede dejar de hacerse— fue porque el azar no quiso darnos esa suerte.
Pensándolo bien, si estuvieras delante lo último que haría sería decirte nada.
Aunque recuerda que, como dije, las palabras no son más que palabras.''


sábado, 11 de abril de 2015

Que sí, pero no.

Qué malo es acostumbrarse a lo bueno, que bueno es no tener que acostumbrarse a lo malo, lo que sobra. Y ahora que lo pienso, este paraíso debe ser lo más parecido a acostumbrarse a ti.

lunes, 9 de marzo de 2015

Por algo será.

Tú haces que piense en mis grietas,
y me entre la risa.
Sabes, le tengo un cariño especial 
a tus alas.
Úsalas.

El miedo es sólo tu sombra
que vista desde lo alto del cielo,

parece un punto
y seguido.

Y qué bonito es el paisaje
cuando gozas de esa libertad
de verlo todo con perspectiva.

Por algo será.

domingo, 25 de enero de 2015

La culpa pesa un kilo más para el que parte.

No tener motivo
Me pareció el mayor de los motivos.

Ver un callejón lleno de puertas
Y llamarlo sin salida.

Aquí hace frío.
Y ahora que ya no estás,
Siento eso que decías
De que la lluvia abraza mares.

Eras la mas dura,
De todas las baladas
De Extremoduro.
Un delincuente reincidente
Que amaba cada una de las celdas
Que le quitaban lo único que conservaba.

Olvidar es otro modo de recordar.
Las ventanas se cierran a cal
Sin canto,
No hay vendaval que arríe tus velas
Ni cementerio para tanta ruina.

No tener motivos para volver
Fue el mayor motivo para nunca irme.

lunes, 19 de enero de 2015

Turista en tu pelo.

Dame ciudad, dame lluvia, nieve o vendaval, dame semáforos en rojo, dame una hora buscando ese bar que te gustó tanto aquella primera vez, dame cerveza, dame meterte mano en el metro sin que nadie se entere, dame reflejos en los charcos, dame calor que mate este frío, dame tatuajes improvisados, dame gastar las suelas de tanto andar, dame poesía en las calles, dame Gran Vía cada uno con un casco, dame tus labios, dámelos, dame Madrid, sí, pero contigo.

sábado, 17 de enero de 2015

Jetlag.

Estimados Ciencia, Mundo, Tiempo, Espacio, Lógica y Amor,
Os escribo para deciros que se ha ido.
Que ya podéis volver a respirar tranquilos, que nadie os va a molestar.
Que se ha ido y es ahora cuando por fin encuentro un momento para explicaros los porqués que tantas veces me reclamabais cuando yo me negaba a responder.
A ti, Tiempo, decirte que con ella encontré nuevas maneras de medir las horas y que conseguimos demostrar que las cinco de la mañana es tarde solo para quien no ha encontrado la manera de explicar con los ojos cerrados que se puede soñar despierto y no ha entendido que cuando encuentras lo que buscas los días ya no son días y las noches tampoco son noches. Que, a veces, sí pasan treinta años antes de mañana.
Decirte que ella giraba las manecillas del reloj a su antojo y que acortó la primavera en busca de una buena excusa para calentarme la cama y desafiar todas las leyes del espacio. Confesarte también que ni tus diciembres más largos tuvieron nieve suficiente para congelar el movimiento de sus caderas al ritmo de un Quique González pasado de rosca. Que te han engañado, que en realidad no curas nada y que durante 730 días sólo fuiste eso de lo que nos reíamos cada vez que el avión se retrasaba pensando que así nos iba a robar un solo minuto de gloria. Que, aunque tú no lo sepas, tenía que decírtelo.
A ti, Lógica, que para cuando alguien lo suficientemente inteligente te quite la razón y demuestre que todas tus verdades no son más que mentiras ella ya habrá ido y vuelto seis veces. Decirte que a ella le bastaba con saber que algo no podía hacerse para rendirse a la evidencia de que podía hacer lo que le daba la real gana y tú no podías hacer nada contra eso. Que ella siempre estaba guapa, aunque tú no pudieras entenderlo.
Decirte que lo sentimos por no haberte hecho caso cuando nos decías que era imposible, pero es que entonces no hubiéramos tenido nada que contar. Que sus impulsos se reían en tu cara y que ella no podía vivir sin saber que los demás la miraban preguntándose “¿cómo ha hecho eso?”. Que a ella, la idea de morirse, sólo le daba ganas de vivir. Que dicen que hay algo que tener, pero es que ella lo tenía todo.
A ti, Espacio, que tus distancias eran siempre pocas y las camas siempre pequeñas. Que para ella no había medidas y que siempre tenía un estamos al lado en la punta de la lengua y en el fondo de sus ojos. Que todos los kilómetros eran cortos, como sus cafés. Más cortos que la falda más corta de Montera y que las noches en las que el sol tiene que ir a darte un toque en la espalda y decirte “eh, tú, ya es hora de irse a casa”.
A ti, Ciencia que pares de sumar, que de poco te va a servir. Que todas tus leyes eran los diez mandamientos a nunca cumplir colgados en el corcho de su habitación y que los únicos problemas que no sabía resolver eran aquellos que no le preocupaban en absoluto. Decirte que ella sólo restaba soledad y sumaba historias de veranos que nunca se acaban y que si había algo que se le daba bien era multiplicar, multiplicar razones para que todo el agua del mar fuese poca si había que bebérsela a cambio de un brindis a la luz de sus piernas. Que a ella siempre le salían las cuentas.
A ti, Amor, que te sientes. Que te sientes y aprendas. Sí, porque ni tú que siempre tuviste más razón que todos los demás, entiendes una mierda de lo que significaba que ella levantase los brazos en son de guerra, desprendiéndose de su camisa blanca abriendo una tregua que dura lo que dura la pasión cuando es infinita.
Decirte que el único paso que te separaba del odio era el que dábamos nosotros cuando sonaba el despertador y había volver al mundo real. Decirte que lo hicimos todo, por encima de todos los porqués, los síes, los noes y los talveces. Incluso por encima de ti. Que puede que no supiéramos lo que queríamos, pero lo quisimos saber todo.
Y a ti, Mundo… Lo sentimos por haberte obligado a entender que a veces no eres tan grande como crees. Pero es que ella vivía con un cartel de no molestar colgado en los labios esperando a que algún atrevido entrase sin llamar a la puerta y le dijese que a partir de ese momento la única fuerza de la gravedad que existía era la que generaban sus tacones al subir las escaleras que llevan a donde sólo los valientes pueden llegar. Y yo me atreví. Y gané. Y en realidad no lo siento. Nada en absoluto.
Aunque yo tampoco tenga nada que explicarte.

jueves, 8 de enero de 2015

Nada.

La ciencia le dijo al mundo que dos más dos eran cuatro.  El tiempo le dijo al espacio que ni yo sin ti, ni tú sin mí y le dijeron a la lógica que tenían un trato. Y entonces llegó el amor. Y ni la ciencia, ni el tiempo, ni el espacio, ni la lógica pudieron explicarle nada al mundo.

martes, 6 de enero de 2015

Feliz día de Reyes.

Espero que te caigas.
Que te caigas mil veces y te levantes siempre una más.
Que te partas todos y cada uno de los huesos de tu cuerpo derrapando en este deporte de riesgo que llamamos vida. Y que merezca la pena. Espero que lo hagas y que quede claro que somos piedras que se pulen a golpes bajo la atenta mirada de quienes creen que en una de estas se romperán. Pero no se rompen. Espero que nada consiga partirte en dos.
Espero que recuperes tus pulsaciones y ganes el pulso otra vez. Que aprietes los dientes y le digas al mundo de reojo que sólo sabes caminar hacia delante y que si caminas hacia atrás es solo para recordarte que en peores plazas has toreado. Que aquí hemos venido a jugar.Que juegues. Que las cosas más fuertes son las que nacen en la adversidad.
Espero que saltes. Sí, que saltes desde la decimotercera planta de ese edificio llamado pánico a reconocer que te gusta. Que te den la vuelta a las cartas, que pierdas la partida, que ganes la jugada. Que te pillen el farol. Que te cambien las fichas por amaneceres que algún día contarás. Que merezca la pena.
Espero que te enamores. Y que duela. Que te enamores de esa clase de personas con complejo de lanzadera. De las que te hacen perder el vértigo a cambio de las vistas. Espero que le preguntes a las noches donde está ella y que no te sepan responder. Que no puedas dormir. Que salgas a buscarla. Que la encuentres. Que merezca la pena.
Espero que te pierdas. Que te pierdas en medio de un montón de personas a las que ni por casualidad hubieses imaginado conocer. Espero que dirigirles la palabra sea la única manera que tengas de salir de allí. Espero que salgas. Espero que encuentres a un amigo de verdad. Que lo conserves. Que merezca la pena.
Espero que llores. Que llores hasta salirte de ti mismo y los ejes de la tierra se den la vuelta. Espero que tu mundo se vuelque y que, una vez patas arriba, seas capaz de aprender a vivir boca abajo. Que boca abajo de repente signifique del derecho otra vez.
Espero que se te cierren las puertas. Todas y cada una de las que un día estuvieron abiertas en forma de probabilidad. Que tengas que elegir. Que encuentres la manera de abrir las ventanas y comprendas que la luz que entra en nuestras vidas no es sino aquella que nosotros dejamos que entre. Que vivir en la oscuridad nunca ciega, pero tampoco deja ver.
Espero que mires hacia arriba. Creyendo o sin creer. Que mires hacia arriba y des las gracias. Gracias por ti. Gracias por ellos. Gracias por todo. Gracias. Siempre gracias.
Espero que te vuelvas loco. Que encuentres eso que te mantenga despierto, que no te deje dormir hasta que no esté terminado. Que lo termines. Que sea tuyo. Que lo compartas. Que merezca la pena.
Espero que tires la toalla. Que te acorralen contra las cuerdas y por un momento pienses que nada puede ir peor. Espero que ese momento sea eso, un momento. Que seas tú y solo tú quien decida cuanto dura. Que te gires, que des la cara, que sigas peleando. Siempre peleando. Que siempre tengas un motivo por el que pelear. Que merezca la pena.
Espero que sigas yendo a ese bar. Que siempre tengas algo que contar. Que tengas algo por lo que brindar y que no te falte quien te recuerde que los que se han ido ya no están pero que los que se quedan, se quedan por algo. Espero que siempre tengas a alguien que te diga la verdad. Aunque duela.
Espero que te digan adiós. Y que lo digas tú también, queriendo y sin querer.
Espero que te equivoques tantas veces como puedas. Que puedas pedir perdón por ello otras tantas. Que te perdonen. Que siempre vuelvas a casa con una lección aprendida y la paz de quien sabe que el orgullo destruye más que crea y aleja más que acerca. Que te acerques. Que merezca la pena.
Espero que te rompan el corazón. En trozos muy pequeños. Tan pequeños que ni siquiera parezcan trozos. Tan pequeños que se confundan con el polvo. Espero que te agaches. Que los recojas. Que los vuelvas a encajar en lugares que jamás imaginaste que existirían dentro de ti. Espero que te sacudas las telarañas y los tengas donde hay que tenerlos para volver a hacer eso que todos necesitamos hacer tarde o temprano, confiar.
Espero que vivas.
Que sobrevivas.
Y que merezca la pena.