sábado, 30 de mayo de 2015

Yo te hablo en presente, aunque no te tenga.

¿Cuántos recuerdos caben en una hoja de papel?
 Yo diría que tantos cómo caben en la piel, en la memoria, en los labios, en la lengua. Pero yo no quiero escribir de ti cómo si fueses un recuerdo. No quiero que te conviertas en extraño. Convertirte en un recuerdo es el primer paso del olvido voluntario, del terrible conformismo. Yo te hablo en presente, aunque no te tenga. No te conjugo en pasado porque me pesa, no te conjugo en futuro porque no te tengo. Te hablo en presente, cómo si viera tus días, cómo si no sumara en el calendario seis lunas llenas sin ti. Y te quiero, eterno, sin tiempo, sin fecha de caducidad, sin limite. Te quiero ahora porque es lo único que tengo. Pensando en que efectivamente la eternidad es una sucesión de bienvenidas infinitas y furtivas. No eres un recuerdo, eres el instante mismo en que te pienso.

lunes, 25 de mayo de 2015

Yo no sé explicarme, pero Marwan siempre lo consigue.

Se vio obligado por el miedo a vaciarse en cada encuentro, a darlo todo por ver sus ojos -los de ella- chispear en su presencia. El miedo de ella era a entregarse. El miedo de él a que no se entregara. Por eso él acababa entregándolo todo, lo que le correspondía entregar a él y lo que le correspondía a ella. Lo daba todo por ver caer sus temores, lo daba todo para que no hubiera ninguna duda sobre ser o no merecedor de su amor. Pero el amor no se merece. Surge o no surge. Y si surge como surgió en este caso, luego hay que esquivar el miedo de ella y aquel era un miedo  gigante. Porque antes de él hubo otros nombres, personas que dejaron su alma como una aldea saqueada, desengaños con forma de persona que la dejaron demasiadas noches sin dormir y demasiados días sin abrazos. Aún le dolían los pies de pisar las promesas rotas que le hicieron sobre otras camas y así es difícil entregarse incluso cuando el amor te golpea en el vientre con su mirada bondadosa.

Y no se sabe si hay solución. Depende de ella, del tiempo que tarde en darse cuenta del origen de sus miedos, del tiempo que tarde en darse cuenta de que no todos los hombres extienden cheques sin porvenir. Y depende él –no conviene olvidarlo-, del tiempo que quiera darse en intentarlo, del tiempo que considere suficiente para rendirse.

Tal vez lo consigan, tal vez, un día de estos.

domingo, 24 de mayo de 2015

Ojalá supiéramos valorar lo que tenemos antes de perderlo.

Y una vez que la tormenta termine, no recordarás cómo lo lograste, cómo sobreviviste. 
Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. 
Pero una cosa si es segura. 
Cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. 
De eso se trata la tormenta.

miércoles, 20 de mayo de 2015

No olvides jamás que la persona más importante de tu vida eres, TÚ.

A las niñas les enseñan muchas cosas. 
Que si un niño te pega, le gustas. 
Que nunca intentes cortarte el flequillo tu misma. 
Y que un día conocerás a un hombre maravilloso y tendrás tu final feliz. 
Cada película que vemos y cada historia que nos cuentan, nos imploran que esperemos el giro del tercer acto: 
La declaración inesperada de amor. 
A veces nos concentramos tanto en el final feliz que no aprendemos a interpretar las señales, a diferenciar entre los que nos quieren y los que no... 
Entre los que se van a quedar y los que se van a ir. 
Y quizá el final feliz no incluye un tipo maravilloso: quizá el final eres tú, sola recogiendo los pedazos y volviendo a empezar. 
Quizá el final feliz solo consiste en seguir. 
O quizá este es el final feliz: Saber que a pesar de todas las llamadas y corazones rotos, a pesar de todos los errores y las señales malinterpretadas, a pesar de todo el dolor y la vergüenza, tú nunca, nunca, perdiste las esperanzas.

domingo, 17 de mayo de 2015

''Bailemos mal, pero bailemos juntos''

No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.

A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.


Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.



Uno es de quien se vuelve un motivo para despertar aún sin amanecer a su lado.

Estás. 
Siempre estás. 
Cuando abro los ojos de sopetón,
Cuando el cielo se nubla y el aguacero es inminente.
Cuando las horas pasan en un dos por tres y no hay manera de detener el reloj. 
Estás. 
En la poesía que no terminamos, 
En aquella canción que nos faltó entonar,
En aquel universo que jamás creamos. 
Estás.
Siempre estás.
Cuando se mueven las hojas alborotadas por el viento, 
Cuando se me acaban las letras para ti.
Cuando la noche me sorprende con su magia. 
Estás.
En mis silencios, 
Y el sabor del té.
Ahí existiendo entre mis recuerdos e insomnios.
Ahí ardiendo por dentro.
Ahí en un te quiero impronunciable.
Aquí latiendo al ritmo de un te extraño.
Estás, amor. 
Siempre estás

sábado, 16 de mayo de 2015

De duda y distancia.

Como enseñar a bailar rock n' roll a quien baila canciones lentas. Como reducir al rosa a quien siempre se pinta los labios de rojo. Como llevar a ver el río a quien está enamorado del mar.

Así de difícil es querernos.


Como correr por la arena cálida. Como probar en un día todo aquello que nunca hiciste. Como romper una piñata al primer golpe. Como reír hasta que nos duela la tripa.

Así de divertido es querernos.

Como pasar de ver malas hierbas a ver un campo de amapolas. Como recibir una carta antes de lo previsto. Como pasear por la ciudad de tus sueños de la mano de alguien. 
Como un susurro optimista al atardecer.

Así de bonito es querernos.

Difícil, divertido y bonito... ¿Cómo no vamos a querernos?

miércoles, 13 de mayo de 2015

El día que encontré un Madrid que no conocía.

Hoy me he puesto a pensar
                           que si de todas tus manías                             
me tuviese con una que quedar,
elegiría sin duda
tu bonito bailar.

Me gustaba que bailaras
con tanta alegría,
y que me enseñases a girar
entre risa y risa.
O al menos lo intentases,
pues yo salía despedida,
pero siempre sabiendo
que luego me recogerías.

Creo que nunca volveré a bailar así, 
pero ojalá tú y yo
tengamos una oportunidad,
y así vuelva a ver
en tus grandes ojos brillar
aquella chispa del amor
cuando nos movíamos
muy cerca, al compás,
que bailar de lejos, 
no es bailar.

martes, 12 de mayo de 2015

Apuesto un amanecer a que he escrito sobre ti.

A veces me pasa
que me muero por verte.
Que saldría de casa
a recorrer trece campos verdes,
solamente por y para
de nuevo olerte.

A veces me pasa
que quiero susurrarte
lo que pienso al ir a la cama,
o que no me canso de versarte.

A veces me pasa
que aumenta con creces
la distancia que nos separa.
Y creo que tal vez eres
una de esas bonitas cosas que pasan
en esta vida, a veces.

Diciembre siempre me trajo buena suerte.
No quiero volver a coger el metro sola, o sin ti. 
Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal,
como dice Sabina, ya.
¿Pero dónde te volveré a encontrar?

Puede que en otra noche.
Puede que en ninguna.
Puede que hable de Madrid.
Puede que hable de ti.



(Dicen escribir es otra forma de zanjar cuentas pendientes, de cerrar  puertas y que ayuda a olvidar.
No importa, yo tampoco sé qué hago aquí.)

lunes, 11 de mayo de 2015

Carta de un (des)conocido.

''Si estuvieras delante te diría que me hubiera gustado haberte dicho más de lo que llegué a decirte. Que me hubiera gustado callarme todo lo que no debí haber dicho. Que las palabras no son más que palabras.
Te diría que durante el tiempo que nos distanciamos estuvimos más cerca de lo que nunca habíamos estado. Que nadie fue tanto queriendo ser nada.
Te diría que besé otras bocas y mordí otros labios, pero que los tuyos saben mejor. Que aunque otras bailaron más conmigo, como tú no baila nadie.
Te diría que recorriendo otros cuerpos descubrí que ninguno es como el tuyo. Que otras son más guapas, pero que ninguna es como tú. Que las demás son cualquiera a tu lado.
Si estuvieras delante te diría que otras duelen más, pero que tú dueles siempre. Que llevo tus heridas tatuadas de por vida.
Te diría que te recordaré como a la primera de mi lista. Y como a la última que debí haber querido. Que todas fueron menos de lo que tú fuiste. Que todas fueron más de lo que deberían haber sido. O que ninguna mereció serlo más que tú.
Te diría que es verdad que quise a otras, porque quiero más de lo que debería, pero que si dejamos de querernos —si es que eso puede dejar de hacerse— fue porque el azar no quiso darnos esa suerte.
Pensándolo bien, si estuvieras delante lo último que haría sería decirte nada.
Aunque recuerda que, como dije, las palabras no son más que palabras.''