Verás. Todos en algún momento nos sentimos vacíos. Solos.
Sin rumbo. No sabemos lo que queremos ni cómo lo queremos. No, no te engañes,
no vengo a darte la fórmula de la felicidad. La fórmula de la felicidad no
existe. Y yo soy la menos indicada para dártela. Aún así, escúchame.
No somos ángeles. Ni demonios. Somos personas, con nuestros
miedos, nuestros sueños y nuestros anhelos. Esos anhelos son demasiado puros
para este mundo. Todos queremos algo. A veces no lo sabemos, cierto. Pero
sabemos que queremos algo. Tampoco voy a darte la guía para que lo descubras.
Eso es asunto tuyo.
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