A ti misma.
A los demás.
A la inseguridad.
Esta noche no me digas que puedo, porque quizá se me han gastado las ganas.
Nos enseñan que querer es poder y, queridos míos, eso no siempre es así.
A veces, aunque desees algo con toda tu alma, jamás llega.
Y entonces te das cuenta que existen los imposibles.
Pero no, los imposibles solo existen para los que se acaban rindiendo.
Y tú no eres de esos, ¿verdad?
Así que te levantas, con tus ganas y tu pena.
Y te pones la sonrisa aunque no la sientas.
Y sales a comerte el mundo.
Antes de que él te coma a ti.
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