sábado, 25 de enero de 2014

Querer en invierno es para los valientes.

El invierno arrasa con todo lo que no da vida, se lleva las bonitas historias de verano, el calor, la pasión. Y llega el frío arrasando con todo.
A la mayoría de las personas el frío les cala hasta el corazón dejándolo fuera de juego, están los que pasan esta época como pueden y luego están los valientes que se dedican a buscar alguien que consiga romper el hielo y resguardarle del frío.
¿Y quién no quiere a un sol que esté dispuesto a brillar en nuestro invierno? El problema es que la búsqueda de nuestro sol conlleva un riesgo ya que hay que saber diferenciar entre los soles y las estrellas fugaces.
Los soles son aquellos que llegan a tu vida para quedarse, son esa casualidad que nunca pensaste que podría ocurrir, y sucede. Tener un sol es lo más grande que te puede pasar, un sol no es solo para abrigarte un invierno, si no para estar a tu lado y protegerte del frío por muchos más.
En cambio las estrellas fugaces, a primera vista parecen soles, te llenan la vida de luz y felicidad, te abrigan, te miman, pero de repente un día, como por arte de magia, desaparecen. Y lo peor es que dejan a tu corazón más congelado aún, y por mucho que salgas a buscar a tu estrella probablemente no vuelva jamás.

Conocerás a muchas estrellas fugaces en tu vida, quizá tengas suerte y consigas convertir a alguna en sol. Pero si no es así, no te preocupes, hay sol esperándote y puede que no llegue este invierno, no el siguiente, ni al otro, pero llegará.

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