lunes, 8 de mayo de 2017

septiembrepuedeesperar.com

"Apareciste como una anomalía estadística con el único objetivo de romperme los esquemas. O quizás fue una simple casualidad, pero ya conoces mis problemas de ego. Siempre me dijeron que todas las cosas importantes ocurrían en los portales, pero por más que te acompañaba a casa nuestra historia no se convertía en una película digna de un Oscar. 
La paciencia siempre fue mi mayor virtud y el ‘Continuará’ una eterna despedida.
Quizás esto no va de amor y a mí no me entra en la cabeza. Puede que esto sea una especie de ‘500 días juntos’, aunque tú tienes aún más encanto que Summer, y eso son palabras mayores. 
La vida pasaba entre listas de Spotify, descubrimientos en Youtube, bolsas de chucherías, algún que otro concierto y largas conversaciones con más transcendencia de lo que parecía al principio de aquel extraño invierno.
Nuestra historia, eso sí, daba para una canción. ¿Sabes? Alguien me contó, o tal vez me cantó, que tus canciones favoritas lo saben todo de ti. La mía representaba mi búsqueda del tesoro cuando aún no sabía en que isla te encontraría. La cantaban Leiva y Rubén y yo lo seguía como si de un mandato se tratara: “Yo solo busco que me tiemblen las piernas, que seas de esas que nadie recomienda”.
Ellos ponían la música y la letra, yo era ese protagonista que ve su vida pasar mientras llora por las esquinas y tú un bendito problema con una solución que iba a doler. Tampoco es cuestión de echarte a ti toda la culpa. Quizás yo nunca quise resolverte. Me gustaban todas las incógnitas de la ecuación que planteabas.
A ti, que me tenías a tus pies, siempre te preocupó demasiado lo que pensaran aquellos que solo querían pasar una noche entre tus sábanas y demasiado poco lo que pensaba yo, que aspiraba a estar toda la vida sosteniendo tu mano. Sigo peleando y, tratando de ser justo, sigues valorándome, pero seguimos siendo tú y yo. Quizás nunca dejemos de serlo, pequeña sonrisa de Amelie."

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