sábado, 30 de mayo de 2015

Yo te hablo en presente, aunque no te tenga.

¿Cuántos recuerdos caben en una hoja de papel?
 Yo diría que tantos cómo caben en la piel, en la memoria, en los labios, en la lengua. Pero yo no quiero escribir de ti cómo si fueses un recuerdo. No quiero que te conviertas en extraño. Convertirte en un recuerdo es el primer paso del olvido voluntario, del terrible conformismo. Yo te hablo en presente, aunque no te tenga. No te conjugo en pasado porque me pesa, no te conjugo en futuro porque no te tengo. Te hablo en presente, cómo si viera tus días, cómo si no sumara en el calendario seis lunas llenas sin ti. Y te quiero, eterno, sin tiempo, sin fecha de caducidad, sin limite. Te quiero ahora porque es lo único que tengo. Pensando en que efectivamente la eternidad es una sucesión de bienvenidas infinitas y furtivas. No eres un recuerdo, eres el instante mismo en que te pienso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario