domingo, 17 de mayo de 2015

Uno es de quien se vuelve un motivo para despertar aún sin amanecer a su lado.

Estás. 
Siempre estás. 
Cuando abro los ojos de sopetón,
Cuando el cielo se nubla y el aguacero es inminente.
Cuando las horas pasan en un dos por tres y no hay manera de detener el reloj. 
Estás. 
En la poesía que no terminamos, 
En aquella canción que nos faltó entonar,
En aquel universo que jamás creamos. 
Estás.
Siempre estás.
Cuando se mueven las hojas alborotadas por el viento, 
Cuando se me acaban las letras para ti.
Cuando la noche me sorprende con su magia. 
Estás.
En mis silencios, 
Y el sabor del té.
Ahí existiendo entre mis recuerdos e insomnios.
Ahí ardiendo por dentro.
Ahí en un te quiero impronunciable.
Aquí latiendo al ritmo de un te extraño.
Estás, amor. 
Siempre estás

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