martes, 12 de mayo de 2015

Apuesto un amanecer a que he escrito sobre ti.

A veces me pasa
que me muero por verte.
Que saldría de casa
a recorrer trece campos verdes,
solamente por y para
de nuevo olerte.

A veces me pasa
que quiero susurrarte
lo que pienso al ir a la cama,
o que no me canso de versarte.

A veces me pasa
que aumenta con creces
la distancia que nos separa.
Y creo que tal vez eres
una de esas bonitas cosas que pasan
en esta vida, a veces.

Diciembre siempre me trajo buena suerte.
No quiero volver a coger el metro sola, o sin ti. 
Tirso de Molina, Sol, Gran Vía, Tribunal,
como dice Sabina, ya.
¿Pero dónde te volveré a encontrar?

Puede que en otra noche.
Puede que en ninguna.
Puede que hable de Madrid.
Puede que hable de ti.



(Dicen escribir es otra forma de zanjar cuentas pendientes, de cerrar  puertas y que ayuda a olvidar.
No importa, yo tampoco sé qué hago aquí.)

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